Las cataratas son el resultado de la opacificación del cristalino. Este se encuentra situado en la cámara anterior del ojo y su función es la de permitirnos enfocar los objetos.
¿Cómo se originan?
El cristalino esta formado por agua y proteínas. A medida que vamos
cumpliendo años, las proteínas se deterioran y el cristalino pierde su
transparencia natural impidiendo el paso de luz a los ojos y
dificultando la visión nítida de los objetos. Menos frecuentemente,
suelen originarse por golpes, medicamentos o por factores de riesgo, que
como la diabetes, favorecen su aparición.
No todos los casos de catarata evolucionan igual. En algunas ocasiones evolucionan rápidamente (en meses) y en otras pasa muchos años desde que se diagnostican hasta que se sufre una pérdida visual importante.
Tipos
Dependiendo de la zona del cristalino que se opacifique se pueden dividir en:
- Catarata nuclear: se opacifica la zona central con cambios en su coloración – de amarillento a marrón- . El cristalino se endurece. Progresa lentamente y afecta más a la visión de lejos que a la de cerca.
- Catarata cortical: se producen cambios en la hidratación y en la composición de las fibras del cristalino. La opacidad puede ser central o periférica. La queja más común en estos pacientes es el deslumbramiento. El color de la opacidad es blanco.
- Catarata subcapsular posterior: se opacifica la cápsula posterior del cristalino debido a la concentración de células en la misma. Se produce más en pacientes jóvenes. La quejas más comunes son: deslumbramiento, mala visión en ambientes con mucha luz, y dificultades para ver principalmente de cerca.
¿Cómo se detecta?
Durante el examen visual se examina el cristalino con un microscopio, de esta forma se puede evaluar el grado de transparencia. En el caso de que existiera una catarata, se puede apreciar su tamaño y grado de evolución.
Manejo clínico usual
El tratamiento es de tipo quirúrgico, y consiste en extraer el cristalino y sustituirlo por una lente artificial para recuperar la visión.
Prevención
Algunos estudios parecen indicar que la exposición prolongada a la radiación ultravioleta del sol, puede precipitar su aparición, por lo que es recomendable, en personas que estén mucho tiempo al aire libre, el uso de gafas con filtro UV